Salud Magón.
He recibido tus nuevas con preocupación, y veo ya sin asombro que cada vez que un nuevo consejo de Sufetes accede al gobierno de nuestra desdichada Cartago, lo primero que hacen es, aparte de arruinar a nuestra amada tierra en prebendas a sus acólitos, es hacer una nueva Ley de Educación y así llevamos ni se sabe, aparte desde que la forma de gobierno que los griegos denominan Democracia llegó a Cartago.
Estos mismos políticos que han pervertido a nuestra joven democracia, nos quieren educar a su manera. Los Sátrapas, utilizaré el término persa, de nuestras provincias hispanas imponen una forma descabellada de educación a nuestros jóvenes, cada uno con una forma de estudiar diferente de unos a otros según donde habites.
Tanta diversidad es un galimatías que ni yo entiendo, ya lo dicen los bárbaros: «Divide y vencerás» y eso es lo que parece que anhelan estos gobernantes que parecen que quieren sumir en el más absoluto caos a Cartago y eso sin duda beneficia a nuestros enemigos los romanos. Hay veces que respeto más a nuestros enemigos que a nuestros gobernantes. No hay un término medio entre todas las facciones de nuestros Consejo, no pueden llegar a un entendimiento y ceder todos en sus posiciones y dotarnos de una Lex Educatio, que sea para todos igual, independientemente de donde estudien.
El egoísmo encizaña los corazones de nuestros políticos, sólo ensimismados, sumidos en sus luchas y queriendo demostrar que ellos son mejores que los otros, y por mucho que una facción u otra nos gobierne, son todos iguales.
El pueblo es el arma con el que fustigar al enemigo, nos enfrentan a unos con otros sólo por demostrar que ellos, los que ganan, son mejores que los otros. ¿Tan diferentes somos todos los cartagineses? ¿No tenemos nada en común unos con otros? ¿Tantos siglos de convivencia no nos han enseñado nada?
Tantas preguntas sin respuesta me asustan mi querido Magón. Parece como si nuestro gran Moloch Baal, nos hubiera abandonado a nuestra suerte. La envidia, el rencor y el resentimiento estrangulan a nuestra tierra. Incluso cuando el Terror y el Caos nos atacan, parece que nunca nos ponemos de acuerdo.
Mi corazón llora amargamente por nuestra infeliz Cartago, mi querido hermano. Tal vez, algún día los dioses iluminen a nuestro Consejo de Ancianos y tenga la ocurrencia de dotarnos de una nueva Ley de Educación donde la cultura y el saber desbanquen a la política de nuestras escuelas, donde independientemente de donde vivas tengas unos estudios que te den oportunidades de mejorar como persona y para el engrandecimiento de Cartago, no de la tribu que te vio nacer, sólo esto nos salvará de esta aguda crisis de valores ciudadanos y de saber, y que hará que nuestros jóvenes se esfuercen en ser mejores.
Ruego a Moloch Baal que ilumine a nuestros políticos, y que les haga encontrar ese punto donde nadie pierde y todos ganamos. Ya que parece que de los griegos sólo hemos aprendido el griego y no el significado de Democracia.
Sigue vigilante Magón y escríbeme pronto, esperaré con impaciencia tus buenas nuevas.
Tu hermano,
Aníbal