Salud Asdrúbal.
Con los años que he pasado en Hispania nunca conseguí entender a sus tribus. Siempre en guerra entre ellas, se enfrentan por cualquier nimiedad, emplean sus fuerzas en las más variopintas causas por insignificantes que éstas sean.
Sus luchas nunca suelen estar justificadas por causas justas, sino más bien por lo que ellas creen que se merecen aunque carezcan de la justicia que propugnan, sino más bien en sus confrontaciones se esconde un sordido ánimo de venganza, por lo que ellos llaman afrentas recibidas.
Son capaces de hundirse en la más absoluta de las miserias por no dar su brazo a torcer, «su honor, su honra» lo llaman. Son gente orgullosa, pero incapaces de ver que ese orgullo mal entendido les lleva a la profundidad de los abismos. No reconocen sus errores, son incapaces de pedir clemencia o perdón, se creen que están en posesión la verdad absoluta, no reconociendo jamás que hay otras verdades o que están equivocados, este pueblo nunca podrá ser como otras naciones que siguen las enseñanzas de Atenas, cuna de eso que llaman democracia.
Claman siempre justicia, respeto a sus derechos pero en realidad sólo buscan venganza, por cosas ocurridas no se sabe cuando y no se sabe de que manera y si lo saben, moldean los acontecimientos según conviene, cambian acontecimientos en provecho propio. No respetan ni pactos, ni tratados, ni la palabra dada, ya que éstas y aquéllos sólo son un alto en el camino de su búsqueda de venganza, sólo miran su provecho nunca el bien común.
Mi querido hermano, todo esto pasa no solamente a nivel de sus más altos dignatarios, que no respeten a sus pueblos; sucede también a nivel del común, no buscan que se haga justicia ante tal o cual fechoría, buscan venganza simple y llanamente. Sus ojos se inyectan de los jugos de la venganza, y eso no es justicia, que es lo que nos diferencia de las bestias. No son capaces de ver lo que hay más allá de su pensamiento. Dicen creer en la justicia pero jamás estan conformes lo que se dicta, bueno o malo, ya la diosa Justicia es ciega. Siempre piensa que ellos lo harían mejor, pero no nos engañemos, buscan saciar su interminable sed de venganza, pues siempre querrán más y nunca tendrán suficiente. La diosa Venganza es insaciable.
¿Qué buscan los hispanos? Sinceramente creo, Asdrúbal querido hermano, que ni ellos mismos lo saben, se dejan llevar por los acontecimientos, nunca tienen unos ideales a los que seguir, simplemente los cambian según el paso inexorable que el tiempo dicta.
Podrían ser un gran pueblo, pero se enredan en los más estupidas discusiones, nunca verán más allá de sus narices. Ganarán batallas, pero como yo bien sé nunca ganarán guerras, y yo de eso sé mucho, por eso te escribo esta carta.
Podrían ser una de la grandes naciones de este mundo que nos ha tocado vivir, pero se quedarán en eso en los eternos segundones, incluso cuando fueron fuertes nunca tuvieron unos cimientos capaces de sostener todos sus logros, pies de barro es lo que siempre han tenido, grandes batallas pero pocas guerras.
Tu hermano
Aníbal