ADIOS VERANO

Salud Asdrúbal

El estío termina, se rocogieron las cosechas y el pueblo organizó fiestas dando gracias a los dioses por tan buenos frutos. Gracias a ellos este verano sólo hemos tenido escaramuzas y ninguna guerra nos ha asolado, nuestros soldados regresaran a sus cuarteles de invierno, felices y contentos. Ya sabes Asdrúbal que esto es una forma de soñar.

Así es como debería haber sido y lo que todos hubiéramos deseado, pero el infortunio se ceba en nuestra amada Cartago, la guerras no nos viene de fuera, las tenemos dentro. Son guerras muy crueles, donde todo está permitido. Las diferentes facciones políticas se enzarzan en luchas internas o contra los oponentes políticos con tal de dismular su falta de ideas y liderazgo.

Se refugian en la demagogia, agitan al pueblo, sacan nuestros más bajos instintos, con tal de no perder sus privilegios.

Sus exigencias siempre son para los demás, cuando ellos son los primeros que no cumplen. Nunca explican las decisiones que toman y el porqué las toman, su palabra es sagrada. Exigen pero no dan.

Todos quieren su parte de pastel y el pastel es muy pequeño, Cartago esta agotada. La máxima de que el poder corrompe, es muy acertada en nuestros días.

¿Dónde están los estadistas? Aquellos que antepusieron el beneficio de Cartago antes que el suyo. Aquellos que aceptaron las normas de convivencia que nos dimos e hicieron de Cartago la envidia de las naciones.  Aquellos que gastaban el dinero que el pueblo ponía en sus manos de forma provechosa para la ciudadanía. Aquellos que anteponiendo el beneficio común dejaban a un lado sus ideas y hacían frente común ante las adversidades.

Aquellos que anteponían la lógica de sus decisiones ante las excentricidades de ahora, aplaudidas por algunos pero que van contra el bien común. Aunque lo disfracen haciéndolo pasar como un beneficio para el pueblo, pero ¿a quién se refieren?

Asdrúbal en el fondo tenemos lo que nos merecemos, pues es cartaginés quién puede ser otra cosa.

Esperemos que las lluvias del otoño se lleven el infortunio y que las nieves del invierno hagan florecer la fortuna y el júbilo en Cartago

Tu hermano

Aníbal