Salud Asdrúbal.
Salgo de mi retiro para llorar de pena por el pueblo Hispano, no entiendo el porque de tanto odio que ha salido a la calle en estos días. Los Hispanos siempre han descargado sus incertidumbres en los gobernantes, ahora que el Rex de los Iberos abdica en su hijo, se ha desatado un odio a lo que respresenta, una representación que los iberos se dieron a sí mismos, puede que está forma sea imperfecta y no sea la mejor, pero es la que se decidió, y ¿Por qué no respetarla?.
Puedo entender que haya ciudadanos que no estén de acuerdo con la Monarquía, pero eso se puede defender sin insultos, sin quemar signos que otros ciudadanos apoyan, lo cual me parece una falta de respeto hacia esas personas que con su voto decidieron y deciden la forma de gobieron que quieren.
¿Son las algaradas callejeras más relevantes?
Las cosas se pueden hacer de muchas maneras pero no creo que el odio deje ver bien las cosas, entre otras cosas, y valga la redundancia, ya que éste no nos deja ser ecuánimes y nubla la vista y el sentido.
En estos días he visto quea los que defienden la Monarquía se les tilda de todo, ¿por qué? ¿son estos ideales menos representativos que otros? ¿no son respetables?
Todo lo que esta pasando me recuerda los convulsos días de la Transición, menos, por mucho que les pese a algunos, los ruidos de sables. En aquella época se decía que las legiones romanas estaban vigilantes. Actualmente la sociedad civil manda y las legiones están calladas y gozan de gran prestigio.
Por qué algunos se empeñan en destruir algo por lo que nuestros padres lucharon. Tan mal nos va. Hay países que no discuten lo que sus padres o abuelos les legaron y aquí queremos acabar con ello y quieren volver a enfretarnos.
Querido hermano tu bien sabes que la vida me ha dado muchos sabores agradables y otros que no se los recomendaría ni a mi peor enemigo, pero no he echado la culpa a nadie de mis desgracias. Siempre asumí mis derrotas como propias.
La sociedad actual echa la culpa de sus desgracias a otros, pero los golpes nos enseñana a levantarnos y aprendemos de nuestros errores. El país no tiene la culpa de ello, nuestras desgracias las encubamos nosotros y las parimas.
Querido hermano sólo me decirte que al Rey nuevo le deseo un largo y próspero reinado.
Tu hermano
Aníbal