LEALTAD ¿DÓNDE ESTÁS?

Salud Asdrúbal.

Querido hermano desde los Alpes a la Campania, los campos de la Península Itálica están bañados por amapolas de los cadáveres romanos que he sembrado, las viudas romanas son un ejército, ¿de que metal están hechos estos romanos? No se doblegan ante mi empuje. Sinceramente hermano mío los admiro, son leales a sus muertos y a su Historia. Un romano nunca muere en vano.

Dotan a sus ejércitos del mejor material, no escatiman medios para conseguir sus propósitos. Es una sociedad corrupta, sus líderes sacan beneficio de su cargos. No obstante, buscan la grandeza de Roma, sus  ciudades son magníficas, sus ciudadanos gozan de una buena medicina, agua, de cosas inimaginables en nuestra Cartago. Todo esto hace posible que los que gozan de la ciudadanía romana se empeñan en hacer brillar a su Patria, son leales con Ella.

¿Por qué Cartago no es así? nuestros gobernantes caminan por vía de su provecho, incluso han llegado a traicionarme, mi ejército que tantas glorias ha dado a Cartago, lo que queda de él, está falto de todo.

No he podido empezar las campañas antes de que el invierno oscurezca nuestras vidas, no tenemos material y nos falta ropa de abrigo. Me enviaron a luchar falto de todo, menos mal que las tribus que he liberado de la opresión romana me han ayudado, el buen nombre de Aníbal, mi buena reputación me ha facilitado las cosas.

Lealtad, vana y vacía palabra para nuestros gobernantes. Todas las facciones persiguen destruirse entre ellas sin buscar la grandeza de Cartago, mis ojos miran con envidia a Roma, por encima de luchas partidistas Roma es lo primero.

En Cartago no buscan la grandeza de la Patria, sólo buscan su grandeza, mejor dicho su cuota poder. El ansia los corroe, crean problemas donde no los había y quieren manejar  Cartago a su antojo.

Asdrúbal, mi corazón llora de rabia, de rabia e impotencia, por nuestro pueblo, todos prometen un nueva era, pero ¿a qué coste? enfrentarnos unos contra otros.

Lealtad, ¿dónde estás?, se perdió en las cuotas de poder, en el «yo te doy, tú me das» pero y ¿el pueblo cartaginés? Nuevos dirigentes se asoman a la ventana del poder. Prometen la solución, pero ¿qué solución? más enfrentamientos, hundir a Cartago en los abismos de la dudas y de las deudas, quieren darnos soluciones de pueblos que están peor que Cartago, buscan soluciones en pueblos que oprimen a sus habitantes, donde la más mínima oposición se castiga con el destierro o la crucifixión, ¿es ésto lo que queremos para Cartago? o queremos un puesto de nación avanzada.

Querido hermano, entre los vacíos políticos que  tenemos y los que nuevos que prometen soluciones mágicas, ¿dónde está la mesura? ¿dónde está el camino?

El problema de nuestro pueblo, como ya te dije en otras cartas, es la envidia, las garras de Adramelek envuelven a  nuestros ciudadanos. Yo mientras haré a sacrificios a Resef para que la victoria me acompañe.

Tan apesadumbrado estoy que pienso lo impensable, solamente los dioses pueden salvar a Cartago.

Tu hermano

Aníbal.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.