NUEVOS RICOS, NUEVOS POBRES

Salud querido Hermano.

El frío del invierno acecha mi campamento en la Campania, los romanos nos evitan, los perseguimos pero ese Cónsul Fabio Máximo, no deja que sus hombres luchen, nos desgastan. Mi ejército, que nadaba en la abundancia de recursos, malgasta sus fuerzas en reyertas, cada vez estamos peor.

Esto me recuerda, Asdrúbal hermano mío, lo que me contaste en tus cartas sobre los sucesos de Hispania; hace años nadaban en la abundancia y hoy están sumidos en una cruel crisis, deben recortar por todos los sitios  y distribuir sus escasos recursos.

De la abundancia a la necesidad por su mala cabeza, cualquier madre de familia sabe que si gasta en  una estación su pecunia, la siguiente pasará necesidad. Claro eso a ellos no los importaba. Aceptaban prebendas de los banqueros fenicios sin importarles como lo iban a pagar. Conste que no censuro a los fenicios sino a los habitantes de Hispania, no supieron negarse a las prebendas.

Sus habitantes pensaban que podía rivalizar con Roma y ser tan ricos como ellos, hasta nosotros descendientes de los fenicios sabíamos que eso no era bueno, no podemos ir de ricos, no jugamos a ser campeones como sus gobernantes decían, «Hispania es una nación campeona y no la iba a pasar como  a los griegos, germanos o galos». Necios, sí necios, querido Asdrúbal, ha sido su megalomanía que no conoce fin; ahora se dedican a echar la culpa a los demás, sobre  todo a sus gobernantes actuales, pero no éstos no firmaron las cláusulas fenicias.

Sus gobernantes gastaron todo su rédito en «sin sentidos», ayudaron a sus amigos a enriquecerse con monumentos, templos y obras que ni los faraones egipcios gastaron tanto. Antes, cuando Hispania nadaba en la abundancia todos intentaron sacar tajada, pero ¿ahora qué?. Nadie se quejaba del gasto, pero ahora en la penuria todos protestan, sin asumir su parte de culpabilidad.

Las diferentes tribus quieren romper sus pactos de convivencia, ¿por qué no protestaron en la abundancia? Consumieron miles de talentos en vivir por encima de sus posibilidades y ahora quieren vivir de donde no hay, y eso no lo entienden. La ubre ya no da más leche, no fueron previsoresmalgastaron y ahora quieren que nosotros se lo solucionemos.

Son buenos tiempos  para los vendedores de promesas falsas, esos que dicen la irrealidad que algunos quieren oír, falsas promesas de un irreal futuro mejor, pues eso es imposible.

Hispania no da para más, pero ninguno de sus habitantes quieren escuchar la realidad, quieren seguir viviendo de sueños que algunos los venden. Es más fácil vivir fantasías que la cruda y dura realidad.

¿Por qué no se enfrentan a la realidad y no a la fantasía? El día que sepa la respuesta serás el primero en saberlo querido hermano.

Mientras yo seguiré consumiendo mis pocos recursos en escaramuzas inútiles contra las tropas del Cunctator, Marius Raxus el Galaico, que siempre está esperando y rara vez combate.

Tu hermano que te quiere.

Aníbal

LEALTAD ¿DÓNDE ESTÁS?

Salud Asdrúbal.

Querido hermano desde los Alpes a la Campania, los campos de la Península Itálica están bañados por amapolas de los cadáveres romanos que he sembrado, las viudas romanas son un ejército, ¿de que metal están hechos estos romanos? No se doblegan ante mi empuje. Sinceramente hermano mío los admiro, son leales a sus muertos y a su Historia. Un romano nunca muere en vano.

Dotan a sus ejércitos del mejor material, no escatiman medios para conseguir sus propósitos. Es una sociedad corrupta, sus líderes sacan beneficio de su cargos. No obstante, buscan la grandeza de Roma, sus  ciudades son magníficas, sus ciudadanos gozan de una buena medicina, agua, de cosas inimaginables en nuestra Cartago. Todo esto hace posible que los que gozan de la ciudadanía romana se empeñan en hacer brillar a su Patria, son leales con Ella.

¿Por qué Cartago no es así? nuestros gobernantes caminan por vía de su provecho, incluso han llegado a traicionarme, mi ejército que tantas glorias ha dado a Cartago, lo que queda de él, está falto de todo.

No he podido empezar las campañas antes de que el invierno oscurezca nuestras vidas, no tenemos material y nos falta ropa de abrigo. Me enviaron a luchar falto de todo, menos mal que las tribus que he liberado de la opresión romana me han ayudado, el buen nombre de Aníbal, mi buena reputación me ha facilitado las cosas.

Lealtad, vana y vacía palabra para nuestros gobernantes. Todas las facciones persiguen destruirse entre ellas sin buscar la grandeza de Cartago, mis ojos miran con envidia a Roma, por encima de luchas partidistas Roma es lo primero.

En Cartago no buscan la grandeza de la Patria, sólo buscan su grandeza, mejor dicho su cuota poder. El ansia los corroe, crean problemas donde no los había y quieren manejar  Cartago a su antojo.

Asdrúbal, mi corazón llora de rabia, de rabia e impotencia, por nuestro pueblo, todos prometen un nueva era, pero ¿a qué coste? enfrentarnos unos contra otros.

Lealtad, ¿dónde estás?, se perdió en las cuotas de poder, en el «yo te doy, tú me das» pero y ¿el pueblo cartaginés? Nuevos dirigentes se asoman a la ventana del poder. Prometen la solución, pero ¿qué solución? más enfrentamientos, hundir a Cartago en los abismos de la dudas y de las deudas, quieren darnos soluciones de pueblos que están peor que Cartago, buscan soluciones en pueblos que oprimen a sus habitantes, donde la más mínima oposición se castiga con el destierro o la crucifixión, ¿es ésto lo que queremos para Cartago? o queremos un puesto de nación avanzada.

Querido hermano, entre los vacíos políticos que  tenemos y los que nuevos que prometen soluciones mágicas, ¿dónde está la mesura? ¿dónde está el camino?

El problema de nuestro pueblo, como ya te dije en otras cartas, es la envidia, las garras de Adramelek envuelven a  nuestros ciudadanos. Yo mientras haré a sacrificios a Resef para que la victoria me acompañe.

Tan apesadumbrado estoy que pienso lo impensable, solamente los dioses pueden salvar a Cartago.

Tu hermano

Aníbal.

PREPARANDO LA BATALLA

Salud Asdrúbal,

Querido hermano, después de las celebraciones de la cosecha preparo mis ejércitos para atacar nuevamente a Roma. No me faltan voluntarios para la campaña de otoño que se avecina. Hombres de todas las tribus de la Campania, la Galia y los hispanos de refuerzo que me has enviado. También libios y mauri, aunque con estas dos últimas tribus los galos y los hispanos están a la greña y se ha unido contra ellos, han creado serios problemas en el campamento y he debido tomar medidas disciplinarias para acallar las voces discordantes.

Lo ocurrido en mi campamento me llevado a reflexionar sobre las diferencias entre las tribus, incluso cuando todas ellas se mueven por el odio a Roma, no dejan de enfrascarse en peleas entre ellos, inconcebible. Los galos relativamente no tienen problemas entre las diferentes tribus que viven en la Galia, es más no les importa incluso que los llame galos a todos, sin diferenciarlos por su tribu. Los hispanos son otro cantar, llevan su tribu metida en los más profundo de su ser e incluso se molestan si les denomino hispanos.

Yo soy layetano (o carpetano,  o turdetano, o vetón) – es lo primero que me dicen – no soy hispano – siguen.

Menos mal que Magón sabe diferenciarlos y me evita los problemas, diciéndome de que tribu es cada uno, pero me queda la duda, ¿cómo se comportarán en la batalla como siempre? ¿será su odio a Roma mayor que el que hay entre ellos?  El tiempo y el oro nos lo dirá. Ya ves hermano mío, que a veces los hombres discutimos por necedades tales como el lugar o la tribu de nacimiento, esto es el árbol que nos impide ver el bosque.

Retomando mi relato sobre los preparativos del ejército, es necesario que me envíes más pertrechos, necesito hombres y dinero, dinero y dinero. Este ejército de mercenarios no se mueve sin oro, sobre todo los hispanos, perdona hermano, corrijo, las tribus de Hispania o mejor dicho sus dirigentes, tú lo sabes mejor que yo, ya te toca crear las alianzas con ellos.

Pecunia nervus belli como dicen nuestros enemigos los romanos, «el dinero es el nervio de la guerra» aunque yo añadiría de «la política también» ya que estos dirigentes de la diferentes tribus que viven en Hispania sólo se mueven por dinero, siempre quieren más y más.

Querido hermano, haz lo que tengas que hacer para recaudar lo necesario y poder pagar a estos «buitres», y así poder conseguir que me envíes más refuerzos, la campaña contra Roma será dura y necesitaré todos hombres que me proporciones y debo reconocer que no hay guerreros como los hispanos, duros e infatigables, aunque se pelean entre ellos por nimiedades, son fuertes y luchan como leones.  Su devotio  hacia mí, me ha costado conseguirla a base de oro, les hace que siempre los coloque en las zonas más duras de las batallas. Los romanos ya han probado sus falcatas, sus hondas y sus soliferrum. Parece que sólo se unen ante una buena batalla.

La campaña otoñal se aproxima y ruego a los dioses que me sea favorable, antes de que lleguen las nieves. Nuestra Cartago desaparecerá el día que seamos derrotados, una sola derrota será el fin.

Tu deber es proteger nuestra retaguardia en Hispania e impedir a los romanos que se fortifiquen allí. Halaga a nuestros aliados y llénalos de oro. Los dioses y yo sabemos que cumplirás con tu deber como buen cartaginés.

Que los dioses te sean propicios y te ayuden, tu hermano que te quiere.

Aníbal.

 

 

 

REGRESO AL PASADO

Salud Asdrúbal.

He estado reunido con mi consejo estos días y, por fin, hemos encontrado la solución a los problemas que acosan a Hispania, regresar a tiempos pasados. Dice un viejo proverbio «cualquier tiempo pasado fue mejor». Efectivamente allí encontraremos la solución.

Regresemos a los tiempos de los antiguos gobernates. A los tiempos que reclaman esos movimientos que surgen. A los tiempos de aquellos gobernates que fueron los más poderosos de su tiempo. A los tiempos de Imperio Hispano.

Cuando una nueva dinastía llegada de la frontera de Germania; austriacos creo que los denominaban, Hispania estaba dividida en reinos cuya unica unión era dinástica, tenían el mismo Rey. Contaban con hacienda distinta, aduanas, cecas de moneda. Estaban gobernadas por un representane real, que denominaba Virrey, que tenía poderes absolutos. Sus Cortes de representantes raramente se reunían, según sus diarios de sesiones y anales históricos.

Su antigua Ley volverá a estar vigente, unas leyes que castigaban a los pecheros y reunían una serie de privilegios de las clases dirigentes, unas leyes que  según ellos hace 300 años se les arrebataron.

Querido hermano nunca he entendido a los hispanos, se matan entre ellos y la única manera de unirlos es cuando les invaden o cuando pratican ese extraño juego de pegar patadas una bola de cuero. En este raro juego se unen a bandos aunque no sean de su región, aquí les da los mismo de donde sean y donde vivan. En este juego puedes ser del bando contrario al de tu ciudad, pero sólo mientras sea practicando esta raro deporte, que ha llegado de la tenebrosa Britania y lo llaman balompié, es muy raro; como dicen los galos «estos hispanos están locos».

Asdrúbal hermano mío que los dioses te sean propicios y guíen tu pasos.

Tu hermano

Aníbal

 

 

 

 

LA DERROTA ES HUÉRFANA, A LA VICTORIA LE SOBRAN PADRES

Salud Asdrúbal,

En estos difíciles tiempos que nos han tocado vivir, veo asombrado como las personas cambian. Se vuelven lobos peleándose por la porción de pastel que pueden perder. En los buenos tiempos todo eran lisonjas e Hispania se podía comparar al imperio. Antes nadie quería ver el fondo de la ánfora, ahora quieren ver através de ella. Los derrochadores de los buenos tiempos se ha transformado y no ven más allá de sus narices, nos dan recetas de superar esta situación con lo de aquí o lo de más allá.

Porqué, mi querido Asdrúbal, nadie en este país se pone de acuerdo y se ponen a tirar del carro en la misma dirección y tal vez con ayuda de Moloch Baal saldríamos de crisis que nos engulle.

Cómo es qué los que ayudaron a crear esta situación, esos banqueros fenicios que desperdigaron dinero  por todas partes, que dieron créditos sin las más mínimas garantías ahora son los que mendigan y obtienen ayudas. Cómo es posible que todos los órganos de dirección de nuestra querida Cartago derrocharon prebendas con el fin de asegurarse su reelección y por ellos era por lo que nuestra patria eran el orgullo y el punto de mira de los demás gobiernos. Ellos, los de un lado y otro, eran según les tocaba los artifices del esplendor y de que jugasemos en primera fila. Ahora, en los miserables tiempos que vivimos nadie se acuerda de ello y todos echan la culpa al otro.

Recuerdas Asdrúbal nuestros tiempos en la escuela, esta situación me recuerda a aquellos tiempos, cuando jugabamos en el  patio y todos queríamos ser los capitanes, si ganabamos era por nuestra sabia dirección,  pero si perdíamos la culpa era de los demás, pareciamos gatos peleándonos echando espuma por la boca. Y el consabido tú más. Pero nunca reflexionamos la causa de nuestra derrota y unir nuestros esfuerzos para que eso no volviera a pasar. Somos un pueblo que nunca hemos aprendido de nuestras malas vivencias y en lugar de buscar soluciones nos hemos dedicado a maltratarnos entre nosotros.

Ruego a Moloch Baal que algún día aprendamos y nos pongamos todos juntos a buscar soluciones, ya que el problema lo conocemos, hay que dar soluciones y no aumentar los problemas, pero ya se sabe que a río revuelto ganancia de pescadores aunque sean malos pescadores.

Sólo me queda esperar que algun día se tornarán las cosa y todos asumiéramos nuestra parte de culpa. Los banqueros que dieron créditos sin garantías, los políticos que miraron su beneficio en lugar de mirar por los que confiaron en ellos, y nosotros mismos por meternos en camisas de once varas pensando que esto no terminaría nunca.

En fin mi querido hermano este es el país de los conejos y ya sabes la enfermedad que tienen los conejos, que nos les deja ver más alla de sus narices.

Como dijo ese gran britano Churchill, bebamos ese gran espumosos galo ya que en la victoria lo merecemos y en la derrota lo necesitamos.

Tu hermano Aníbal